Esta semana en ‘Punto de Fuga’ hablamos del sistema sanitario estadounidense y de los músicos que lo han padecido. En otras ocasiones hemos visto historias que reflejaban cómo el racismo había impedido el acceso a la Sanidad a artistas afroamericanos. Ese fue el caso del padre de Billie Holiday, que falleció en la puerta de un hospital que no le quiso atender por su color de piel. Esta semana recordamos la historia de Vic Chesnutt a través del disco que le dedicaron sus amigos de Lambchop.
La historia de Vic Chesnutt está marcada por la desgracia, a los 18 años sufrió un accidente de tráfico que le condenó a una silla de ruedas. Sentado en ella desarrolló una carrera alejada de los grandes focos pero en la que facturó una decena de discos de gran belleza. Chesnutt se hizo un hueco en la profesión, sus primeros discos los produjo el líder de REM, y en sus canciones mostraba una gran sensibilidad y un lirismo íntimo y sobrecogedor.
Vic Chesnutt vivió una vida dura que plasmó en canciones. Su salud y su cuerpo necesitaban de cuidados y tratamientos costosos. El cantante se intentó suicidar en varias ocasiones sin éxito hasta la noche de Navidad de 2009. A su muerte, con 45 años, había generado una deuda sanitaria que llegó a superar los 70.000 dólares, una cifra a la que con sus ingresos de músico independiente apenas podía hacer frente. “Estuve pagando durante años, pero ya no puedo pagar más y no sé qué hacer”, explicaba en una entrevista. “Me parece absurdo que me cobren tanto, me enfurece. Puedo morir mañana porque no pueda permitirme alguna operación”, lamentaba el músico.
A lo largo de su carrera Vic se ganó el respeto de sus compañeros, muchos de ellos participaron en sus discos o en sus distintos proyectos. Uno de esos grupos amigos era Lambchop, que en 1998 fue su banda de estudio en la grabación de ‘The salesman and Bernadette’.
Cuando Chesnutt falleció, la idea de hacer algo en su honor quedó en el aire. En 2012 la banda que lidera Kurt Wagner editaba ‘Mr M’, un disco que recuerda a su amigo muerto con gran sensibilidad y belleza, sin alusiones directas, con críticas a las situaciones que tuvo que hacer frente el músico.
Vic Chesnutt no es el único artista que se ha visto afectado por el sistema sanitario de pago, a veces tan costoso. Este mismo año fallecía Jason Molina, cantante de Songs Ohia o Magnolia Electric Company, por una cirrosis que no pudo tratarse por falta de recursos económicos. El último disco de Lambchop es un homenaje a Vic Chesnutt, un disco hermoso con canciones duras y crudas a un hombre luchador que acabó derrotado por un sistema que asfixia y agota.
Twitter: AcardenalR
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